Me deje contemplar por el cielo negro y profundo. Tan infinito como yo quisiera que fuera. Me había enfocado tanto en explorarlo con mis ojos que ya no sentía el piso, me había despegado de él como si mi propia piel se hubiera despegado por voluntad propia ignorando la fuerza de gravedad, que literalmente era lo único que me atraía en contacto constante con él. La sensación más liberadora de mi vida, fue esa noche; cuando me perdí explotando el cielo y mi cuerpo está completamente flotando en el aire dirigiéndose a un lugar completamente nuevo, con la magia de lo imposible concretándose y las estrellas pasando sobre mi pelo.
Sin gravedad viaje esa noche.
Tortuga Rosada
Responder